martes, 23 de agosto de 2016

Inteligencias múltiples; una nueva forma para enseñar

Inteligencias múltiples; una nueva forma para enseñar



Carolina Herrera Agudelo






Gracias a la investigación de Gadner, donde nos habla de la inteligencia única, él a partir de allí rompe con varias nociones universales que varias pedagogos habían propuesto en años anteriores . Gadner define la inteligencia como una capacidad que cada individuo posee y no como algo innato y fijo; en este ensayo se dará a conocer como se puede implementar las inteligencias múltiples en la escuela y en la enseñanza


Inicialmente definiremos las inteligencias que Gardner desarrollo las cuales son:
• Inteligencia lingüística: la capacidad para usar palabras de manera efectiva, sea en forma oral o de manera escrita. Esta inteligencia incluye la habilidad para manipular la sintaxis o significados del lenguaje o usos prácticos del lenguaje. Algunos usos incluyen la retórica (usar el lenguaje para convencer a otros de tomar un determinado curso de acción), la mnemónica (usar el lenguaje para recordar información), la explicación (usar el lenguaje para informar) y el metalenguaje (usar el lenguaje para hablar del lenguaje).

• La inteligencia lógico matemática: la capacidad para usar los números de manera efectiva y razonar adecuadamente. Esta inteligencia incluye la sensibilidad a los esquemas y relaciones lógicas, las afirmaciones y las proposiciones (si-entonces, causa-efecto), las funciones y las abstracciones. Los tipos de procesos que se usan al servicio de esta inteligencia incluyen: la categorización, la clasificación, la inferencia, la generalización, el cálculo y la demostración de la hipótesis.

• La inteligencia corporal-kinética: la capacidad para usar todo el cuerpo para expresar ideas y sentimientos (por ejemplo un actor, un mimo, un atleta, un bailarín) y la facilidad en el uso de las propias manos para producir o transformar cosas (por ejemplo un artesano, escultor, mecánico, cirujano). Esta inteligencia incluye habilidades físicas como la coordinación, el equilibrio, la destreza, la fuerza, la flexibilidad y la velocidad, así como las capacidades auto perceptivas, las táctiles y la percepción de medidas y volúmenes.

• La inteligencia espacial: la habilidad para percibir de manera exacta el mundo visual-espacial (por ejemplo un cazador, explorador, guía) y de ejecutar transformaciones sobre esas percepciones (por ejemplo un decorador de interiores, arquitecto, artista, inventor). Esta inteligencia incluye la sensibilidad al color, la línea, la forma, el espacio y las relaciones que existen entre estos elementos. Incluye la capacidad de visualizar, de representar de manera gráfica ideas visuales o espaciales.
• La inteligencia musical: la capacidad de percibir (por ejemplo un aficionado a la música), discriminar (como un crítico musical), transformar ( un compositor) y expresar (una persona que toca un instrumento) las formas musicales. Esta inteligencia incluye la sensibilidad al ritmo, el tono, la melodía, el timbre o el color tonal de una pieza musical.

• La inteligencia interpersonal: la capacidad de percibir y establecer distinciones en los estados de ánimo, las intenciones, las motivaciones, y los sentimientos de otras personas. Esto puede incluir la sensibilidad a las expresiones faciales, la voz y los gestos, la capacidad para discriminar entre diferentes clases de señales interpersonales y la habilidad para responder de manera efectiva a estas señales en la práctica.

• La inteligencia interpersonal: el conocimiento de sí mismo y la habilidad para adaptar las propias maneras de actuar a partir de ese conocimiento. Esta inteligencia incluye tener una imagen precisa de uno mismo (los propios poderes y limitaciones), tener conciencia de los estados de ánimo interiores, las intenciones, las motivaciones, los temperamentos y los deseos, y la capacidad para la auto disciplina, la auto-comprensión y la autoestima. 

Estas inteligencias son esenciales para poder enseñar, ya que cada individuo posee una inteligencia diferente , y las capacidades para aprender son diferentes por eso es necesario que se emplee una educación  donde  se enseñe de una forma diferente, una educación inclusiva; de esta manera todos podrán aprender y a desarrollarse como individuos que debe ser lo mas importante  que la educación de ahora debe lograr .






sábado, 21 de mayo de 2016

Docente, profesor, educador y maestro


                                                                                                                                                                     La otra tarde escuché, en el acto de bienvenida a una nueva cohorte de estudiantes del Doctorado en Educación de la Universidad del Atlántico, las palabras: docente, profesor, educador y maestro, pronunciadas y explicadas, en su discurso, por uno de los anfitriones del evento académico. Y desde ese momento las mismas me quedaron “dando vuelta” en la mente como motivo de reflexión sobre uno de los oficios más significativos de la Humanidad.
Quien pronunció y explicó cómo concebía el alcance de cada una de esas palabras que encierran todo un ideario fue el historiador local y doctorante en Educación Jaime Álvarez Llanos, quien ha venido conceptualizando sobre las mismas, no solo en la práctica diaria de su oficio, sino en diversas publicaciones de carácter educativo, las que me facilitó, a petición nuestra, para redactar esta nota que llevaba “colgada en la cabeza”, desde que lo escuché aquella tarde.
Para el historiador Álvarez Llanos cada palabra significa un escalón en la dimensión de la labor de enseñanza. Por ello “docente” es quien cumple un rol profesional. Y “profesor”, quien realiza un rol pedagógico. Mientras que “educador” es el cumplimiento de un deber social. Y “maestro” sería aquel que le da una dimensión humana a la enseñanza y la convierte en su proyecto de vida. Como ven es una escala, de ahí lo complejo de definir cada palabra y el rol otorgado por el historiador local.
Frente a cada una de esas palabras, y su significado o significados, pretendo darle ligeramente un alcance popular así: docente es quien está incluido en la nómina de una institución educativa; profesor es quien dicta clases esté o no en una nómina. Educador es aquel que decide en su oficio a formar seres humanos, viva o no viva de dictar clases o de recibir un salario como docente. Y maestro. ¿Quién es maestro?, me pregunto. Para Álvarez Llanos, nuestro historiador amigo, es quien dedica su oficio y su vida a la formación de mejores personas. Él repite la frase de Agustín Nieto Caballero, maestro “es aquel estudiante que se quedó, para siempre, a gusto en la escuela”.
Entonces no todo docente alcanza a ser profesor. Ni todo profesor es educador. Y no todo educador logra ser maestro. De ahí la validez de preguntar ¿quién es maestro? Cada mente podrá tener una respuesta.
Indagué la mía en la biblioteca y encontré el libro de mi maestro Miguel Martínez Miguélez, filósofo español radicado en Venezuela, titulado Nuevos paradigmas de la investigación (Editorial Alfa), quien recuerda la siguiente frase de Albert Einstein: “El arte más importante de un maestro es saber despertar en sus alumnos la alegría de conocer y crear” (pág. 146).
Como podrán observar, si aceptamos las palabras de Einstein, la categoría de maestro no está en un diploma, ni en la condición laboral de ser docente o profesor. Ni en la de quien se declara educador sino en quien despierta la alegría por el conocimiento. Y para ello hay que estar toda la vida en la escuela. La alegría de vivir es la enseñanza de un maestro.

sábado, 14 de mayo de 2016

la vocacion de un maestro


La educación, específicamente en el ámbito docente, parte de un principio fundamental que es “El Ser”, siendo esta una opción, una forma de vida, en resumidas cuentas, una forma de ser, no de ejercer.

El ejercer implica un costo, un “trabajo”; mientras si se realiza por convencimiento propio, es porque así lo he decidido, no hay presión económica, social, familiar, estatus, simplemente soy. Ahí radica el verdadero significado de un educador.

Actualmente, la vivencia y labor, de muchos educadores se fundamenta en el “Ni modo” o “Que me queda”.

El no acceder a otro trabajo o profesión y de “rebote” terminar como educador, es un tema que cotidianamente se escucha en muchas instituciones educativas.

Aunado a esto, están las presiones del sistema consumista y mercantil en el que se vive, lamentablemente algunos docentes reducen su labor a la cantidad de lecciones o número de grupos que se asuman. Se piensa: a mayor cantidad de lecciones “mejor” salario.

Surge una contradicción enorme, ya que la motivación de estos docentes es la llegada de la quincena y el aguinaldo de fin de año; se trabaja por el tener, no por el ser.

Si se pretende hacer valer la educación desde una profesión de gran valor y respeto, es necesario que cada educador realice las siguientes interrogantes: ¿por qué? y ¿para qué?” de la labor docente.

Debe conocer y revisar el fundamento filosófico que sustenta su camino y quehacer en la educación. En tanto se logre reconocer el camino por donde se transita, se podrá luchar por la propia liberación y por lo tanto, la de los estudiantes.

Desde la educación liberadora y popular, lo esencial es enseñar a los estudiantes a liberar sus mentes, a educar en la conciencia de la opresión, pero para tal fin, el primero que debe darse cuenta de tal situación es el educador, el cual no podría laborar solamente por un salario, número de lecciones o para el opresor.

Paulo Freire, en repetidas ocasiones, mencionó que la tarea del educador consiste en formar sujetos de conocimiento y acción, actores transformadores, constructores de nuevas realidades. Desde esta perspectiva, el educador no debe ser cómplice del sistema opresor - económico que tiene como único fin la adquisición de bienes materiales y la anulación del pensamiento crítico – reflexivo.


La verdadera revolución educativa comienza en la propia consciencia, el cambio y la trasformación personal deviene a la convicción y vocación docente.